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Memorias del Concordia

Actualizado: 23 feb 2022

Este mes se cumplen 10 años de aquel día. Recuerdo recibir la llamada de mi abuela para decirme: "¡Se ha hundido, pon la tele! ¡El Costa Concordia se ha hundido!". No lo podía creer. Pensaba que tenía que ser un error. No era posible que un barco tan grande y majestuoso en el que habíamos zarpado hacía un tiempo hubiese sido devorado por el mar, pero así había sido.




Agosto de 2007

Tenía yo 9 años y jamás había pisado un barco de cruceros. Días antes, mis primas me decían que iba a ser el viaje más fantástico de mi vida y no entendía por qué. ¿Cómo iba a fascinarme algo más que haber estado en Disneyland Paris? ¡Era imposible!


Embarcamos el martes 21 de agosto de 2007 en Barcelona, en el que Costa bautizó como "Crucero Mágico". Durante una semana, visitaríamos los siguientes puertos del Mediterráneo: Palma de Mallorca, Túnez, La Valletta (Malta), Palermo, Civitavecchia y Savona, regresando posteriormente de nuevo a Barcelona.


Costa Concordia, Barcelona
Primera vista del Costa Concordia

Al llegar al puerto, no podíamos creer lo grandioso que era el barco. Los hay más grandes, pero la primera vez que ves un crucero siempre te sorprende. Y la sorpresa seguía en su interior. Creo que sin dudar afirmo que el atrio del Costa Concordia es de los más bonitos que he visto jamás, especialmente por las enormes lámparas multicolor que colgaban del techo con formas parecidas a las anémonas, rodeadas de un ambiente verde esmeralda. Al entrar, sentí lo que creo que debieron sentir aquellos que entraron al Titanic y lo describieron como "el buque de los sueños". Mirase donde mirase, fuese donde fuese, aquel barco estaba lleno de lujos, salones, música en directo, comida... Todo un paraíso. En realidad, nada muy diferente a lo que puedes encontrar en otros barcos, pero esa primera vez y teniendo 9 años... Fue realmente alucinante.





Como todos los barcos más clásicos de Costa, había un concepto detrás que le otorgaba el nombre a cada estancia y hasta el propio barco. En el caso del Concordia, el concepto que lo unía era precisamente esa concordia entre los países europeos, todo un homenaje al viejo continente. Así, los puentes tenían nombres de ciudades europeas como Grecia, Spagna o Portogallo (nosotros estábamos en el puente Francia), y los salones y restaurantes recibían nombres como el Grand Bar Berlín, el Sport Bar Estocolmo o la Caffetteria Helsinki. ¡Parece que se montaron su propia Casa de Papel! Todos estos lugares estaban alrededor del Atrio Europa del que hablábamos, que era el centro y corazón del barco.


Aquí algunas fotos que guardo preciadamente:



Por aquel entonces, cada día a bordo era un gran evento, especialmente por las noches. Los restaurantes animados, los buffets a medianoche con figuras de hielo y pasteles de todo tipo o la pizza y helado gratis 24/7 forman parte ya del pasado. ¡Ahora solo parecen calcular cuántos metros libres quedan para añadir más restaurantes de especialidad pagando! Aunque quiero pensar que hoy en día, viajar en crucero se ha vuelto algo más accesible. Y las propuestas gastronómicas y de entretenimiento han ido cambiando.


Por muchos motivos, viajar en el Concordia hizo que me enamorase de esta forma de conocer nuevas ciudades, a través del mar. Su diseño fantasioso que parecía estar atrapado en el tiempo, su inmensidad y la magia en cada rincón fueron mi primera puerta hacia un mundo que hasta entonces desconocía.


Costa Concordia Funnel
La icónica chimenea amarilla

Enero de 2012

Volviendo al trágico incidente, todos sabemos lo que pasó y no hace falta añadir mucho más detalle. Sí que en cierta manera creo que a raíz del naufragio del Concordia, mi interés por conocer más sobre el tema y recuperar aquellos recuerdos de lo que había sido estar a bordo empezaban a volver a mí. A pesar de que a primera vista la gente suela pensar "¿cómo es posible que esto flote?", después de haber vivido lo que era estar a bordo pensaba justo lo contrario: "¿cómo es posible que se haya hundido?".


Afortunadamente no viví esa tragedia, pero en parte la sentía algo mía por pensar "¿por qué justo el único barco al que he ido jamás?". Me costaba aceptar que ya nunca podría volver a él. Sé que hay miles de opciones similares y probablemente mucho mejores, pero me hacía especial ilusión pensar en poder volver al que fue mi primer crucero y aquello ya no sería posible.


Costa Concordia Ship Model
Maqueta de recuerdo del Costa Concordia

Enero de 2022

Dejando la nostalgia atrás, 10 años más tarde del incidente y 15 años más tarde del que fue mi primer crucero, me quedo con los recuerdos tan bonitos de aquel viaje con mis padres y con mis abuelos. Con mucho cariño veo las fotos y me hace feliz haber podido vivir tantos recuerdos y anécdotas nuestras durante aquella semana.


Como curiosidad, durante mi crucero por el Mediterráneo a bordo del Costa Diadema en el año 2019, nuestro camarero durante las cenas fue nada más y nada menos que el mismo que habíamos conocido en el Concordia 12 años antes. No sé si fue casualidad o destino, pero sin duda fue bastante increíble pensar en que tantos años más tarde, con tantos barcos y tantos restaurantes y miembros de la tripulación como había, nos volviese a tocar con él, con Apolonio, un gran profesional y maravillosa persona.


Por ahora estoy deseando volver a alguno de los barcos clase Concordia que quedan en la flota de Costa. No será lo mismo ni podré recuperar los mismos recuerdos ni compañía, pero sin duda será lo más cerca que podré volver a estar del que fue mi primer crucero. Aquel crucero a bordo del Costa Concordia.




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